Friday, January 12, 2007

Casi verano

Jardin otoñal: el caqui en primer término
Pues sí, en estos meses pasados en aquellas tierras quijotestas, el tiempo era dulcísimo.

Decía sabiamente Antonio Muñoz Molina, en 1992:

"El desastre que anuncian los informes de los metereólogos (...) tiene en la ciudad una apariencia casi lírica de verano prematuro, de primavera tranquila que puebla de veladores y de pájaros las calles que hace nada ocupó el invierno. Nadie se acuerda de cuando fue la última vez que vio llover, porque en la ciudad, en las ciudades, muy poca gente echa de menos la lluvia, la conciben como un fondo tedioso para los cristales opacos, como un contratiempo que interfiere el tráfico y vuelve difíciles los taxis. El agua en la ciudad sale dócilmente de los grifos, no cae del cielo ni brota de los manantiales de la tierra. (...)

Para la gente del campo, la que todavía queda, la lluvia es otro de los dones que le han arrebatado con inexplicable crueldad los tiempos modernos. Ven que se pierden las cosechas, que se trastornan los cielos de las estaciones, y mueven la
cabeza con un pesado sentimiento de estupor y despojo, acordándose de (...)

Los días de aceituna, en invierno, si al despertarnos oíamos la lluvia, era que nos podíamos quedar tranquilamente en la cama, y su sonido hacía más dulce el calor de las mantas o el de las ascuas del brasero. (...)27 de marzo de 1002, La Nueva España

1 Comments:

Blogger Kikiricabra said...

Me encanta Antonio Muñoz Molina. Siempre que uno se acerca, encuentra muchas ideas claras y coherentes.

Creo que son muy interesantes sus artículos en la revista Muy Interesante, donde escribe sobre filosofía de la ciencia.

Saludos

12:48 AM  

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